26 noviembre 2007

Nachional Yeografic: El tiempo (y no el meteorológico)

Pues bueno, gran noticia para este humilde blog: Sumamos un nuevo colaborador. Se trata de Nuvolari. Su verdadero nombre es secreto, aunque la CIA dice tenerlo arrinconado en unas colinas al oeste de West Kirnchonshire. En su primer escrito, Nuvolari nos introduce en el mundo de la física relativista: El espacio y el tiempo se confunden para dar juego a nuestras más comunes fantasias: ¿Podremos cambiar nuestros errores en el pasado o ver qué nos depara el futuro? Aquí esta la primera entrega de la que promete ser una larga serie

• Capítulo primero: Paradojas temporales

El tiempo.
El hombre siempre ha querido dominar el tiempo, pensando, quizás no demasiado erróneamente, que en su control reside el control de sus vidas. Y es que desde tiempos inmemoriales el hombre sueña con poder viajar a través del tiempo, siendo, yo creo, la razón última de este sueño, el deseo de poder cambiar lo hecho, la sensación de que se puede tener la oportunidad de poder rehacer las cosas de otra manera, sentir que las cosas no están escritas y que se pueden cambiar a nuestro antojo, ó, simplemente, las ansias de saber qué nos deparará el futuro, qué seremos, qué tendremos…
Pero, ¿es posible viajar a través del tiempo?.
La respuesta a esta pregunta conlleva otras muchas preguntas, que serán desarrolladas en próximos capítulos.
En este primero nos centraremos en las paradojas que este hipotético viaje a través del tiempo plantean, en especial, las paradojas que conlleva un viaje hacia atrás en el tiempo (puesto que, como se explicará en posteriores capítulos, el viaje hacia adelante, hacia el futuro, es, en principio, bastante mas factible):

1ª paradoja: La paradoja del abuelo.

Es, quizás, la mas conocida y popular.
Una persona (viajero) realiza un viaje a través del tiempo con una máquina que él construye, cuando llega al pasado mata al padre biológico de su padre, es decir, a su abuelo, antes de que éste conozca a su abuela y conciban al padre del viajero. Entonces el padre del viajero no existirá, de tal manera que el viajero tampoco, por tanto no habrá podido construir ninguna máquina del tiempo ni viajar al pasado, por lo que entonces su abuelo no es asesinado y su padre si es concebido, naciendo él y construyendo una máquina del tiempo con la que viajar al pasado y asesinar a su abuelo, pero entonces el viajero no sería concebido… y así indefinidamente…


2ª paradoja: La paradoja del lingote de plata.

Un científico inventa una máquina del tiempo para poder viajar al pasado, pero antes de hacerlo compra un lingote de plata. Se monta en su máquina y viaja un año atrás. En el pasado toma su lingote de plata (que ha llevado con él en su viaje), lo deposita en un banco y regresa al futuro, un año después. Una vez en su época se monta de nuevo en su máquina pero esta vez para retroceder un solo día. Cuando llega a ese día atrás va al banco y saca su lingote de plata, se monta de nuevo en su máquina y vuelve al presente desde donde partió (dentro de un día) a su laboratorio, depositando allí el lingote de plata. Una vez hecho esto vuelve a montar en la máquina del tiempo y viaje atrás retrocediendo dos días esta vez. En antes de ayer aún no ha retirado el lingote del banco, así que, presto, vuelve a sacar el lingote de plata del banco. Si se repite el viaje retrocediendo cada vez un día mas, cada vez se encuentra un lingote, y finalmente la cantidad de lingotes dependerá de la cantidad de veces que retroceda en el tiempo, dándose la posibilidad de que al final, se encuentre con 365 lingotes de plata. Sin embargo todos ellos serán idénticos (incluso a nivel atómico), por lo que nuestro científico habría sido capaz de, partiendo de un único lingote, obtener 365 lingotes iguales.
Pero ¿cuántos lingotes existen realmente?, uno, 365, depende de la cantidad de veces que viaje al pasado, infinito si el viaje inicial lo hace hacia atrás infinitamente en el tiempo en vez de un año…?


3ª paradoja: La paradoja del escritor.

Sea un profesor de literatura de la universidad de Harvard. Dicho profesor (John) está especializado en un genial escritor cuya obra literaria consta de un único y excepcional libro. Él es la mayor eminencia del mundo sobre ese libro, de cuyo escritor sólo se sabe que un día concreto, sentado en una mesa de una concreta cafetería, tras un tremendo enfado, lo escribió. Un buen día, un amigo de John, profesor y experto en física teórica de Harvard, inventa una máquina del tiempo y le concede a su amigo John el placer de viajar en el tiempo hacia donde quiera, pero advirtiéndole de que sólo puede hacerlo una vez. John, ante tamaño ofrecimiento, y después de haber dedicado gran parte de su vida al estudio de “el libro”, decide viajar al pasado, al día exacto en el que se sabe que fue escrito “el libro” para así poder conocer al escritor y saber más de él. Viaja a ese día, y entra en la cafetería, se sienta y pide un café. Pasa una hora, dos horas, tres horas, cuatro horas, y cansado de esperar (y sabiendo que tiene que volver a su época) se enfada ante la ausencia del escritor y la oportunidad perdida en aquel inútil viaje, y él mismo, frustrado, escribe el libro. Cuando regresa a su época todo sigue igual.
Pero la pregunta que se plantea y que le atormenta es: ¿escribí el libro porque me lo sabía de memoria, o me lo sabía de memoria porque yo soy el escritor que lo escribió?...


… pronto volveremos con el segundo capítulo (¿existe el tiempo?)…

3 comentarios:

Quemando Goma dijo...

El artículo está muy bien, pero la paradoja del abuelo ya la resolvió Matt Groening en Futurama: Si matas a tu abuelo te follas a tu abuela (que en ese momento será joven) y tu te conviertes en el padre de tu padre. Freud no lo hubiera hecho mejor

ilvora dijo...

Genial !!!

fergofm dijo...

Estoy ansioso por leer la siguiente entrega de esta serie